Monday, 10 October 2016

Capítulo 60

Julio, 1964 (3 años después)

-El señor Lennon lo verá ahora. 
            
El hombre rubio levantó la mirada. Su nerviosísimo era casi palpable a pesar de su expresión relajada.

-Por aquí por favor.
            
          Limpió sus palmas humedecidas en su pantalón y siguió a la secretaria. Caminaron juntos a través del largo pasillo, limpio y pulido, hasta llegar a la gran puerta de madera. Apenas y se detuvieron cuando se abrió con un estruendo y ahí estaba él, su mejor amigo de infancia y adolescencia.

- ¡Shotton! - exclamó en cuanto logró divisarlo. - ¡Entra aquí!

-Hola John- dijo Peter mientras entraba a la habitación. - ¿Qué hay?

            Era notable que John también se encontraba nervioso. Había pasado cerca de un año desde la última vez que se habían visto, el resultado de tal encuentro había sido un tanto incómodo para ambas partes.

-Serviré whiskey- dijo John, para nadie en particular.
            Después de un corto silencio, en el que bebían sus whiskeys, Peter se reacomodó en su asiento.

- ¿Cómo está Cyn?

- ¿No quieres saber cómo estoy yo?

- Tengo una radio y una televisión, sé cómo estás.

            Esto causó que John estallara en carcajadas, finalmente deshaciendo el ambiente incómodo.
            Las próximas horas pasaron más livianas, entre más whiskeys, cigarros, y platica vivaz.

-Escucha, ¿por qué me has citado aquí si estás ocupado? -preguntó Shotton.

-No quiero que los demás interrumpen.

- ¿Alguna vez estás solo?

- No, nunca.

            La expresión de John se tornó sombría; mientras abrió la boca para decir más la puerta se abrió rápidamente y se cerró de la misma manera.

-John, ¿qué haces aquí aún? Peter Shotton, ¿eres tú?

-Él mismo. No fue hace tanto tiempo Paul.

-Parece haberlo sido para mí- quitó su abrigo y lo acomodó sobre la silla para fijar su atención de nuevo en John. - ¿Qué haces aquí aún? Comenzaron a grabar hace casi dos horas, tuvimos que decir que habías enfermado.

-Es cierto, el estúpido programa de televisión. ¿A quién le importa? – dijo John.

-Se suponía que a nosotros. No importa ya, Pete, ¿qué tal la familia? – la pregunta hizo que los tres se detuvieran nerviosamente. -Mike dice que te casas pronto. – aclaró Paul, viendo a John de manera tensa.

-Sí, dentro de este año. Esperaré a que Lennon regrese de América de nuevo – contestó aliviado Pete.

           La familia de Pete sin mencionar quedó colgando en el aire. Era una regla sin sonorizar: no mencionar a Evangeline.

- ¿Los demás vienen contigo? Pete, vamos a Kenwood.

- George está con Pattie, Ringo salió. ¿Puedo ir con ustedes?

-Sólo si llevas a Pete a Kenwood, esperaré a Brian.

-Bien, te esperamos allá. Vamos Pete.

            Paul parecía apurado por salir de aquella oficina. Tomó su abrigo y sin esperar que Pete lo siguiera comenzó a caminar rápidamente por el pasillo. Cuando finalmente se percató de lo que hacía, se detuvo algunos segundos para esperar a que Peter lo alcanzara.

-Tengo mi auto. – ofreció Pete, sin esperar a que Paul preguntara.

            Una vez en el auto, Paul estaba completamente silencioso. Era algo que a Peter le extrañaba, mientras llenaba el silencio con conversación trivial. Jamás había considerado a Paul un amigo cercano, ni siquiera un amigo, era alguien bastante reservado y sólo hablaba con él porque parecía ser el amigo más cercano de John. Aun así, su silencio total no era característico de él.

- ¿Cómo está tu hermana? - preguntó Paul inesperadamente, interrumpiendo el monólogo de Peter.

            Peter miró a la carretera fijamente. A pesar de que John no estuviera ahí, el ambiente se había tensado.

-No lo sé.

-Vamos Peter, no le diré a John, lo juro. Evangeline era mi amiga también.

-Paul, realmente no lo sé.

-Es tu hermana, vamos, no le diré a nadie, absolutamente a nadie.

-Me gustaría decirte realmente, lo haría si lo supiera.

- ¿Cómo dices?

-Hace dos años que no veo a mi hermana. Deja de hacer esa cara Paul, no soy uno de tus fans.

-Me parece difícil creerlo. ¿Finalmente se casó con Engelbert y se mudó lejos?

Peter suspiró y encendió un cigarro. - ¿Falta mucho para Kenwood?

-Sólo un poco, no intentes cambiar el tema.

-No he visto a mi hermana en dos años, es todo lo que hay del tema. No podría decirte 
cómo está.

- ¿Dónde está?

-En Ashworth, y ni una palabra de esto a nadie.

-Joder, claro que no. ¿Ashworth en Sefton? – una vez que Peter asintió, Paul resopló en sorpresa. - ¿Qué hace ahí?

-No lo sé, no quiero discutir esto.

-Ahora debes decirme.

-Realmente no debería.

-Vamos, juro que no le diré a Lennon. No le diré ni una sola palabra.

-Cuando regresé de la academia ya no estaba. Creo que Henry finalmente se enfadó, y bastante. No hablamos de eso jamás. Después del fiasco con Lennon, comenzó a dar clases en el instituto de arte. Me cuentan que recibió algunas propuestas de matrimonio muy buenas y claro, las rechazó todas. Comenzó a hablar sobre irse a Ámsterdam o Nueva York y fue cuando Henry la mandó a Ashworth.

- ¿Tu padre la mandó a un instituto mental por no querer casarse? ¿Qué le pasa a tu padre?

-Agradecería si no cuestionaras las decisiones de mi familia. No sabes lo que es tratar a alguien como Florence, es muy difícil.

-No lo dirás en serio. ¿Has ido a verla? ¿Qué piensan sus padres franceses sobre esto?

-Ellos no lo saben, y no, no he ido a verla. Nadie de mi familia la ha visto en 2 años y espero no consideres visitarla o escribirle. No recibe cartas, llamadas o visitas.


            Paul abrió la boca de nuevo para refutar lo que estaba escuchando, pero decidió no hacerlo. Era tiempo de que guardara sus opiniones y planes para sí mismo. 




Hola a quien aún lea esto. Espero y sea de su agrado la nueva instalación de esta "emocionante" historia. He decidido después de 2 o 3 años terminar este fic, honestamente no sé cuantos capítulos queden de la historia o si alguien aún lo lea. Si aún leen por favor comenten para sentirme menos sola. 

Friday, 3 January 2014

Capitulo 59

NARRACIÓN EVANGELINE
            Había pasado ya algún tiempo, y aún estábamos en París, era el cumpleaños de John y al parecer no tenía intenciones de irse; Mimi le mandaba numerosos telegramas, los cuales el ignoraba.
            Se había llegado el día del cumpleaños de John, y con solo este pensamiento me desperté aquel día. Lo primero que hice fue buscar su mano entre las sabanas, solo para descubrir que ni siquiera estaba ahí.
            Me levanté de la cama y hallé que estaban vacías, incluyendo la de Siegfried. Me parecía raro lo de John, el jamás se levantaba temprano.
            Escuché la risa de Paul, que seguramente provenía desde la cocina, o lo que llamaban la cocina. Me vestí y salí, para encontrar que por la primera vez estaban usando la cocina.
-Sabía que te tendrían cocinando- le dije a Siegfried.
            Este sonrió y encogió los hombros, como si fuera completamente normal.
-En realidad, estaba esperando que me ayudaras.
-Temo que estás tú solo amigo, no sé cocinar.
-Entonces, ¿el cumpleañero no recibe regalos hoy?- susurró John en mi oído al acercarse a mí.
-Claro, solo dime donde lo encuentro.
-Yo podría llevarte si quieres…- enredó sus brazos alrededor de mi abdomen y se pegó más a mí.
-¿Podrías? ¿Por favor?
-Solo debo advertirte, espero alguna forma de pago después.
-Y te aseguro que la tendrás.
            Su sonrisa se ensanchó mientras yo fingía desinterés y llevaba mi plato a la mesa, con John aún alrededor de mi cintura.
-Dejando fuera las bromas, ¿tienes planes para hoy?- le pregunté.
-¿A qué te refieres?- tomó mi plato y lo cambió por el suyo, el cual estaba vacío.
-Bueno- me paré por otro plato- Quizás querrías salir con tus amigos o algo.
-Todos mis amigos están de vuelta en casa amor.
-Me refiero a que te gustaría salir con Paul y Jurgen, o con Paul, o hasta con Siegfried.
            Hizo un gesto de enfado al escuchar el nombre de Sieg, y el único que lo vio fue Paul, lo cual causó que sonriera.
-O bueno, con quien tú quieras.
            Volví a sentarme, dejé que John lo pensara un poco, porque sabía que el jamás planearía algo para su cumpleaños y no sería capaz de pedirle a Paul que hicieran algo especial.
            Vi que Siegfried se puso su abrigo y zapatos en la puerta.
-¿A dónde vas? ¿Desayunaste ya?- le pregunté.
-Sí, solo debo ir a trabajar Evangeline, lo he estado posponiendo desde que llegaste.
-Pero quiero ver donde trabajas.
-Quizás luego, hoy es un gran día, ¿no?
            No supe si lo decía con seriedad o era sarcasmo. Abotonó su abrigo y salió.
-Bueno, ya sé lo que quiero hacer hoy- me dijo John, frenando mis pensamientos acerca del comportamiento peculiar de mi mejor amigo.
-Bien.
-Supongo que eso quiere decir que quieres saber.
-Sí John.
-Estaba pensando que… no sé, puedes enseñarme la cuidad, si tú quieres.
            Bajé la cabeza y sonreí. Iba a tener que conformarme con eso, era su forma de decir que quería estar conmigo y me llenaba de emoción, a pesar de que no lo había dicho directamente era a lo que se refería.
-¿Te parece bien?- me preguntó casi nervioso, como si fuera a rechazar su idea.
-Sí, solo estaba pensando, ¿qué hay con Paul?
-¿Qué hay conmigo?- preguntó Paul, casi en tono de indignación.
-Te quedarás aquí solo, bueno con Jurgen pero…
-Podemos encontrarnos con ellos más tarde- sugirió John.
-Me parece excelente. ¿A qué hora nos vamos?
-En cuanto te cambies.
            Sin terminar mi desayuno me paré de la silla y rápidamente fui a la habitación a buscar mi ropa. Parecía como si fuera a llover así que también me llevé un abrigo.
-Entonces, ¿hay algo que quieras ver?- le pregunté en cuanto salió del edificio.
-Sí- tomó mi mano.-A ti.
-No seas tonto- dije con una risa.
-¿No? Bien, vamos a donde tú quieras.
            Las primeras 2 horas me dedique a mostrarle los sitios turísticos más comunes pero después de un rato, me decidí a mostrarle los lugares que me gustaban a mí; como por ejemplo el museo de lo erótico, el cual le pareció muy entretenido, los cementerios también me encantaban y temí que a él le pareciera mórbido pero estaba encantado.
-Si quieres te puedo llevar a la casa de Monet- le dije.-Solo tomamos un autobús de 45 minutos y llegamos.
-Solo eso ¿eh?
-Lo siento John, puedes decirme si te estoy aburriendo.
-¿Qué? No Ev, en absoluto, quiero ir pero me hiciste prometerle a Paul que nos encontraríamos con él y Jurgen.
-Joder, es cierto.- le dije, queriendo golpearme por haberlo hecho comprometerse a tal cosa.
-Vamos a quedarnos dentro de la ciudad y mañana podemos ir. ¿Sabes a quien le encantaría ir ahí? A Stu, maldito idiota.- dijo con una risa.
-¿Sabe que estás aquí?- le pregunté mientras buscaba cigarros en mi abrigo.
-Le envié una carta pero dijo que estaba ocupado y que nos vería luego.
-Qué pena, quería ver a Astrid.- le dije.- ¿Qué más quieres ver?- le pregunté.-¿O quieres ir a Champs-Élysées a esperar a los chicos?
-Quiero…- tomó mis cigarrillos de mi mano.-Enséñame tu lugar preferido en todo París.
-No John, tu elige ya un lugar, seguramente te he aburrido con todo esto, parezco la maldita guía contándote sobre estos lugares viejos.
-Solo tu lugar favorito y después podemos ir a sentarnos.
            Mi lugar favorito… solo un lugar se me venía a la mente, pero aún era muy doloroso para mi ir ahí, los mejores momentos de mi vida los había pasado ahí, y con la persona que más había querido: mi abuelo.
-No lo sé, ya te mostré todo lo que me gusta.
            Entrecerró los ojos con una media sonrisa y encendió uno de mis cigarros.
-No me reiré.- me dijo.
-No es que te rías, es que yo no quiero ir.
            Se paró detrás de mí, de nuevo poniendo sus brazos alrededor de mi cintura y su mentón en mi hombro; era una nueva pose que había adoptado recientemente y me encantaba.
-Camina- me ordenó.- Yo te sigo.
            Exhalé fuerte e hice lo que me pidió, finalmente se cansó de caminar así y solo tomó mi mano.
-¿Quieres decirme dónde estamos?- me preguntó John.
            Llevábamos mucho tiempo sentados en una banca en aquel parque, yo no había dicho ni una sola palabra y él no había intentado hacerme hablar y esperaba que no lo hiciera.
-Es el Parc de Buttes- Chaumont.
-Es bonito- cruzó los brazos.- ¿Venías seguido?
Aclaré la garganta- Hubo un tiempo en el que venía diario.
-¿Desde tu casa? ¿Allá en esa granja?
-No, fue cuando mi madre estaba en el hospital aquí en la ciudad, me traían aquí a diario.
            Cualquier otra persona me habría preguntado porque mi madre había estado en el hospital, pero John no iba a hacerlo, y no lo hizo. En cambio, encendió otro cigarrillo y estiró las piernas.
-¿Por qué nos sentamos aquí?- me preguntó.
            Estábamos lejos de la demás gente, la cual, a pesar del día terrible, quería disfrutar de una tarde agradable en este parque poco conocido de París.
-Por eso- señalé directamente en frente de nosotros.- Lo puedes ver claramente desde aquí.
            John sacó sus gafas de su bolsillo y se las puso.
-¿Un puente?- me preguntó.
-Es el puente de los suicidas.
-¿Te gusta? Estamos bastante tristes hoy, ¿no?- me preguntó, con una sonrisa, pero su tono de voz era nervioso.
-No es por eso John. Seguramente piensas que quiero lanzarme de ahí…
-Debo admitir que lo estaba pensando- dijo riendo.- ¿No es así?- sacudí la cabeza.- ¿Puedes decirme porque te gusta?
-Por mi abuelo.
-¿Tu abuelo? Entonces venías aquí con él, y por lo que dices, venías seguido.
-Te vas a reír de mi Lennon.
-Evangeline- sujetó mi brazo y recargó su cabeza en mi hombro.- No lo haré.
-John, si lo haces jamás vuelvo a hablarte.
-Hazlo, de igual manera hay muchas cosas que podemos hacer sin hablar.- dijo mientras ponía una mano en mi pierna.
-Idiota- dije riendo, mientras golpeé su hombro.
-Está bien, ¿vas a decirme o no?
-Sí.- tomé aire y miré hacia el cielo, el cual ahora era de un color gris.- Verás, mi abuelo, él siempre era tan emotivo, no le daba miedo decir y demostrar lo que sentía, siempre podía saber cómo se sentía con tan solo verlo. La tercera vez que me trajo aquí él me dijo algo…- tuve que detenerme.
-¿Qué te dijo?- me preguntó, pasando saliva, quizás hasta pensando que estaba bromeando.
-No, te parecerá aburrido.
-Ya me contaste la primera parte, anda.
 -Está bien. Me contó de su media hermana, quien se lanzó de ese puente y cuando me contó fue tan extraño porque yo… bueno, él…
-Él… continúa.
-Jamás pude leer su expresión y era como si fuera otra persona quien me estaba hablando ¿sabes?
            Ahora John se veía interesado, estaba dejando que el cigarro se consumiera entre sus dedos. Cuando vio que me detuve asintió, indicándome que continuara.
-Y cuando lo vi, me preguntaba porque yo no podía ser así.
-¿Qué quieres decir con “así”?- preguntó.
-Tu sabes, encender y apagar mis emociones a voluntad propia. Siempre ha sido mi problema, y cuando vi que hasta incluso él podía hacerlo fue cuando comencé a decidirme de que ese era el camino por recorrer y siempre que vengo aquí, me recuerda a lo que debo ser y me recuerda porque.
            John no dijo nada, trató de darle una calada a su cigarro pero este se había consumido. Lo tiró al suelo y sacó otro, lo encendió y comenzó a fumar.
-Sabía que pensarías que es estúpido.
-No he dicho que es estúpido- murmuró.- Dame un minuto.
            Crucé los brazos para bloquear el frío mientras John seguía fumando. No sabía porque le había platicado eso, tenía que recordar que a John no se le contaban estas cosas.
-Lo que me estás diciendo, ¿es que no quieres tener sentimientos?
-Solo estoy diciendo, que complicaría menos las cosas.
-No Evangeline. No quieres ser una persona jodida, déjame decirte eso; lo fuiste, y seguramente no quieres volver a lo mismo. Además, si no tuvieras sentimientos, ¿qué sería de nosotros?
-¿De nosotros John? Te recuerdo que tú tampoco los tienes.
            Ahora se veía herido. Tomó una de mis manos.
-Solo porque no los demuestro no quiere decir que no los tengo Evie. Y eso es aún peor, no poder demostrarlos, no poder sentirlos, y tú serías incapaz de algo así.
-¿Qué te hace decir eso?
-El simple hecho de que te tomaste la molestia de ser mi guía personal todo este día, a pesar de que está lloviendo, a pesar de que quizás tenías planes con Siegfried; el que sigas conmigo quiere decir que… te importo y siempre vas a querer demostrarlo. 
-Creo que no me has entendido- murmuré.
-Te entendí perfecto.- refutó.- Y tienes que prometerme que jamás harás algo así.
-John…- volteé los ojos.
-Lo digo en serio Evangeline, porque si comienzas con eso, considera esto terminado.
-¿Qué estás diciendo?- mi corazón comenzó a latir agitadamente.
-No quiero salir con una persona así, no quiero salir con la antigua Evangeline, quiero salir con solo Evangeline, así como eres ahora.
            Me miro con expectativa, pero yo estaba sin palabras, jamás lo había escuchado hablar así y me sentía halagada, pero un poco incomoda por la falta de costumbre.
-Mira, ahora he sido yo el que quedé como estúpido- dijo frustrado.- Olvida que dije eso, haz lo que quieras. - se paró de la banca y comenzó a caminar.- Vamos a encontrarnos con Jurgen. ¿Vienes o no?
            Permanecí sentada en la banca. ¿Qué había querido decir John con todo eso? ¿Había sido en serio?
-Te vas a quedar ahí si no vienes.- me dijo por último, comenzando a caminar de nuevo.
-Yo no soy la que me voy a perder.- le recordé. Sin mí no tenía idea de a dónde iba.
            Se rio y esperó a que lo alcanzara, cuando lo hice puse mis brazos alrededor de él y lo besé.
-Te amo John Lennon- susurré.
            Lo sentí detenerse por completo y abrí los ojos, su expresión era casi de horror.
-Tú no quieres decir eso- me dijo.
-Lo digo en serio John.

-Retráctate Evangeline.




queridas seguidoras muchas gracias por esperar tanto tiempo esta cosa, he estado trabajando duro en este capitulo para que valga un poco la pena. espero y alguien todavía lo lea, muchas gracias por ser tan pacientes.  

Monday, 9 December 2013

Anuncios

Hola hola queridas lectoras, este comunicado será muy breve, no está relacionado en absoluto con ningún tipo de problema, al contrario, es algo muy bueno: acabo de empezar una nueva fic y me gustaría mucho que me dieran su opinión sobre ella, ya que siempre he valorado su opinión, les dejo el link a continuación: http://goodgonegirlfic.blogspot.mx/
Ahí lo tienen, espero y sea de su agrado, muchas gracias :D

Tuesday, 29 October 2013

Capitulo 58

-Evie querida, Mimi quiere que vaya, ¿quieres ir?
-¿Por qué querría ir?
Permanecí acostada mientras cerré mi diario.
-Pensé que querrías salir.
-¿Y qué a alguien le de un infarto al verme?
Se mordió el labio.
-Tardo menos de una hora.
Me besó con cuidado y salió corriendo. Me paré y fui a la cocina, evitando espejos. Habían pasado ya dos días pero aún me sentía como mierda.
Me senté ahí a comer Corn Flakes, que era el desayuno, almuerzo, y cena ahí.
Pasó una hora exactamente cuando John volvió corriendo de nuevo pero esta vez con Paul.
-Oh no, joder Bess, ¿qué te pasó? ¿estás bien?- preguntó Macca, mordiéndose el labio.
-Estoy bien Paul- noté la mirada que le lanzó a John y reí.-Nada de eso, ese día que me vine del Blue Angel unos Teds me detuvieron.
-¿Cuándo?
-Cuando fuimos al Blue Angel, hace dos días.
-Pero George te trajo.
-Y estúpidamente me salí a buscar a John.
-En fin.-interrumpió John.-¿Quieres saber lo que dijo Mimi?
-No.
-Es estupendo, vamos; mi tío murió.
-No veo cómo eso es bueno, Lennon.
-Me dejó dinero, ¿puedes creerlo? apenas y lo conocía y me dejó bastante dinero.
-¿Qué? ¿Y qué harás con el?
-Qué haremos con el- me corrigió, alegre.-Nos vamos mañana.
-¿Quienes?
-Tu, yo, y Paul.
-¿Qué?- dijo Paul.-¿Por lo menos puedo saber a dónde voy?
-A París, claro.
Me sonrió ampliamente y ahí lo supe, era su manera de disculparse conmigo, y de paso “castigar” a George (ya que lo culpaba por lo sucedido) se llevaría a Paul, pero no a George.
-¿Puedo ver a Jurgen?- pregunté con cierto temor.
-Por supuesto, ¿dónde diablos crees que vamos a quedarnos?
Bajé mi cabeza y sonreí, iba a ver a Jurgen y eso quería decir que vería a Siegfried, iba a ver a Engelbert y eso me reconfortaba inmensamente.

-¿Tienes tu pasaporte?
-Sí.
-¿Sabes a dónde ir?
-John, he visitado París miles de veces.
-Excelente.
Se paseaba nerviosamente por la estación de tren; re acomode mi peinado y aplique más maquillaje a mi rostro, a pesar de que ya me había puesto kilos se veía horrible mi rostro.
-Te ves magnífica.
Elevé la vista y sonreí.
-Gracias.
-Te ves excelente.
Me abrazó y besó.
-Te amo Ev, ¿sabes eso? te amo.
-Igual yo John.
Acaricié su cabello y tocó mi mejilla.
-Lo siento.-murmuró- Yo no quise hacerlo.
-Olvídalo ya, mira ahí está Paul.
Éste llegó con su equipaje y sonrió.
-Hola, ¿nos vamos o qué?
Todo el camino a la estación de Londres, John se la pasó conversando con Paul y yo me dormí, estaba agotada y llevaba literalmente semanas sin dormir bien, desperté para cambiar de tren y saqué algo de leer, cuando me cansé de eso miré por la ventana.
-Iré al baño.-anunció John-¿Necesitas algo Florence?
-¿Del baño? No creo.
-No del baño.
-Estoy bien.
Me quedé con Paul y regresé mi vista a la ventana, dónde la lluvia comenzaba a caer.
-Siento lo que te pasó.-pasó saliva y señaló mi rostro.
-No pasó nada, sólo fue un susto.
-¿Crees que Siegfried te crea eso?
-Siegfried está paranoico, y debería, porque es la verdad.
-Todos sabrán que John lo hizo.
-¿Cómo sabes?
-Por sus nudillos de él, y si no me equivoco, te rompió la nariz.
-Lo sé.- susurré-Cállate ya.
John regresó y los dejé continuar con su conversación; a pesar de que intentaron incluirme me rehusé, sólo quería llegar ya y ver un lugar familiar.
En cuanto llegamos a la estación de París bajamos del tren corriendo, tenía ganas de besar el suelo.
-¿Y ahora Ev? ¿taxi?- preguntó Paul.
-¿Bromeas? Te costará una fortuna. Un autobús.
Los dirigí a esperarlo, era reconfortante escuchar a todos hablando francés; ignoré a ambos en camino al lugar de Jurgen.
-Si mi memoria no falla, bajamos aquí- dije casi después de una hora.
Sí, debía ser ahí, uno de los lugares más bohemios de París, lleno de estudiantes, intelectuales, pseudo intelectuales y artistas, todos muriéndose de hambre.

NARRACIÓN NORMAL
Al subir los últimos escalones se abrió la puerta de uno de los departamentos.
-¡Evie! Oh... te ves... horrible.
-Vaya, gracias.
-No fue un cumplido corazón, realmente estás horrible, ¿y qué le hiciste a tu cabello?
-¿Tres chic o tres fou?- le pregunté sarcásticamente.-Cállate Siegfried, no te vas tan fantástico que como crees.
Éste tomó a su amiga por la cintura e ignoro completamente a John y Paul, molestando al primero. Pero John sabía muy bien que debía soportarlo por el bien de Evangeline.
-John.-dijo el alemán.-Lleva las maletas de Ev.
Cuando finalmente lograron entrar al departamento, Florence estaba ya sentada platicando con Jurgen, quien al verlos los saludó efusivamente.
-¿Están cansados?
-Un poco- dijo Paul mientras John examinaba el lugar.

NARRA EVANGELINE
Todo el tiempo que había estado ahí sentía los ojos verdes de Siegfried sobre mí. Aún estaba cansada y me moría por hablar con él.
-Estás cansada.- declaró- Te enseñaré dónde te quedas.
-Si no te molesta.-habló John- Quiero quedarme con ella.
-Claro pero no creo que te irás a dormir ahora mismo, ¿o sí?
-Eh, no.
-Eso pensé; ven conmigo cariño.
Llegamos a la habitación y me dejé caer sobre la cama que me señaló, el cuarto en si era pequeño, pero él lo hacía funcionar. Se recostó a mi lado y apartó mi cabello de mi rostro.
-Evie, ¿qué te pasó?
-¿Quieres la versión oficial? Me asaltaron unos Teds.
-¿Pero qué te pasó?
-John y yo tuvimos una discusión.
-Oh.
-Sí.
Se sentó sobre la cama, lleno de horror y rabia.
-¿Y por qué lo trajiste aquí? Espero que para asesinarlo, nos podemos quedar con su dinero e irnos a Amsterdam.
-Eres dramático, él me trajo a mí, es su manera de decir “lo siento”.
-¿”Lo siento”? No me hagas reír Evangeline.
-Olvídalo Sieg, quiero dormir.
Me di la vuelta y fingí dormir hasta que se fue, un rato después realmente sí me dormí.
Cuando desperté el departamento estaba solo, fui a la otra habitación donde los chicos habían estado platicando pero no había nadie. Sin embargo, estaba una nota pegada a la pared que leía:
“Ev, salimos a un lugar pero no tardaremos, no te muevas.
-Paul
P.D: Te moviste, ¿cierto?”
Sonreí y encendí la radio, me hice una taza de café pero aún tenía hambre y no había absolutamente nada para hacer de comer, tenía sólo un poco de dinero de Englebert pero no estaba bien gastarlo.
La puerta se abrió y entró éste con algunas bolsas.
-Comida- dijo.
-¿Fuiste con ellos?
-Cielos, no. No me malinterpretes, Jurgen es muy amable y eso pero los lugares en los que se mete...- sacudió la cabeza.
-Suenas como un abuelo.
Volteo los ojos y me pasó un recipiente con comida.
-Entonces- dije.-Amsterdam, ¿es buena inversión?
-Sí, no tienes idea. Ev, escucha...
-No.
Resopló y me miró mal.-¿Quieres salir a algún lugar?
-Claro, ¿a dónde?
-No lo sé, ellos no regresaran en un rato. Hay tanto que quiero ver contigo, es París, todo es tan elegante y sofisticado.
-Como nosotros- dije sonriendo.
-Espero que por “nosotros” no te refieras a esa bestia que llamas novio.
Me reí.-¿Desde cuando lo odias?
-Desde siempre.
A las seis de la tarde estaba sentada frente al espejo sacándome los tubos del cabello en mi intento de verme semi presentable y terminé de aplicar mi maquillaje correctamente.
-Ugh, te ves mejor que yo- dijo Sieg desde la puerta.
Era mentira, el idiota se veía magnífico, con su cabello café claro y ojos imposiblemente verdes que contrastaban con su tez blanca; todo esto puesto en un elegante traje negro.
Yo usaba mi mejor vestido, color turquesa con detalles negros, zapatos de tacón (naturalmente) y me había esforzado más de lo normal en mi cabello.
Salimos del departamento, atrayendo algunas miradas, por el solo hecho de que no se acostumbraba vestirse así en esa área.
-¿Autobús?- pregunté.
Me miró asqueado.-Buena broma.
Tomamos un taxi y fuimos al Arrondissement de Passy una de las zonas más elegantes de París, elegante y caro.
-Vamos Sieg, realmente no podemos pedir algo, mira el precio por una maldita copa de vino.
-Cállate, es lo menos que puedo hacer por ti.
-Pero tu dinero...
-No es mio, es de mi padre, y lo menos que el bastardo puede hacer es pagarnos una noche agradable.
Elegí no decir más, no se podía argumentar con él y su odio hacia su padre.
Regresamos al departamento, muy adelantada ya la madrugada; no estábamos ebrios, no cayéndonos, pero sí lo suficiente pasados para que fuera agradable.
John ya estaba ahí, dormido; me quité la ropa y me desmaquillé, y después, demasiado cansada, me metí a la cama con él y me dormí.
Desperté en la mañana, con John tocándome, y como no había nadie más en el cuarto, se lo permití y lo hicimos; no lo hacíamos desde aquel incidente y esta vez fue muy dulce y tierno.
Salimos para encontrar que Jurgen había salido a fotografiar y había llevado a Paul con él.
Siegfried estaba sentado en una mesa, leyendo Vogue y tomando café, se veía salido de esa revista.
-Mírate Siegfried, eres como una mujer- dijo John.
-Gracias John, eso es un cumplido.- respondió él, sin voltear de su revista.
-¿Como dices?- John preguntó, buscando su cajetilla de cigarros.
-Las mujeres son increíbles, no puedo creer que sean sinónimo de insulto.
John entrecerró los ojos y sonreí.
-¿Qué haces Sieg?- le pregunté.
-Nada corazón.
Me acerqué a él para ver que había re diseñado toda la portada de la revista sobre una servilleta.
-¿Cómo hiciste eso?
-Sólo lo hice.
-Es increíble.
Y lo era, pero muy en el fondo lo resentía, él era talentoso también; todos ellos lo eran, excepto yo, no sabía porqué me permitían estar cerca de ellos .
-¿A dónde quieres ir hoy?- preguntó John, interrumpiendo, puso una mano sobre mi hombro.
-No sé, ¿tú quieres ver algo?
-¿Qué te gusta ver a ti?
-Me gustan los Jardines de Versalles.
-Haremos eso, no he visto la Torre Eiffel, ¿podemos verla?
-Obviamente, debes verla.
-Vístete y vamos, podemos comer afuera.
Hice como me pidió, y lo hice rápido, porque no quería molestarlo.
-Ven con nosotros Sieg- le dije a mi amigo.
-No gracias.
-No puedes quedarte aquí todo el día.
-Sí puedo.
-Ven con nosotros.
-No quiero molestar.
-No lo haces, anda por favor, ven conmigo.
-Iré por mi abrigo.

NARRACIÓN JOHN
La idea de venir a París había sido para que Evangeline olvidara lo sucedido y pasara tiempo conmigo; lo que no había previsto era Siegfried Englebert, en el plan no estaba ese bastardo marica que parecía su sombra.
Caminaban algunos pasos enfrente mío, sumergidos en su conversación de estupideces que solo ellos entendían.
-¡Evangeline!- le gritó una chica rubia, y de ojos azules.
-¡Aliénor!- le respondió ella con entusiasmo.
Ignorando a ambos, comenzó a hablar con la chica en un francés fluido y rápido que no tenía ni esperanzas de entender.
Siegfried perdió interés rápidamente y encendió un cigarrillo.
-Heil Hitler- le dije al acercarme.
-Sabes John- sus ojos verdes eran inexpresivos.- No solo porque soy alemán apoyo a Hitler.
-Lo sé- le dije, adoptando la misma mirada inexpresiva que él.- Fue una broma.
-De dónde yo vengo, las bromas son graciosas.
-Pues de dónde tú vienes...- me detuve en media frase, no estaba bien pelear con él ahora, y menos con Evangeline cerca.
No me contestó, sólo exhaló humo y se recargó en una pared.
-Oye- le dije seriamente, en voz baja- Quería decirte algo.
-Dime.
-Realmente vine aquí con Ev porque...
-Porque la golpeaste, está molesta contigo, es natural, quieres que te perdone, que lo olvide, quieres pasar tiempo con ella para hacerla recordar que eres inteligente, romántico y encantador; pero quieres que me vaya, ¿no es así?
Me sorprendió lo franco que era, pero tenía razón, eran verdades que no quería decir yo en voz alta.
-Con mucho gusto lo haré- agregó.- No hay algo que deseé más, no puedo tolerar verte.
-¿Qué pasa contigo?- pregunté, apretando los puños.
Apagó su cigarro.-¿Respecto a qué?
-Puedes empezar explicando qué te traes con Evangeline.
-Es mi amiga.
-No, nada de esa mierda, ¿te gusta o no?
-Es mi mejor amiga, la quiero, no estoy trágicamente enamorado de ella.
-No soy estúpido, sé que te pasa algo con ella.  
-Disculpa, pareces serlo, no me has entendido bien, te explicaré: es mi mejor amiga, mejor dicho, mi única amiga, yo soy su único amigo, gracias a ti no tiene. Ella merece mejor que tu, por lo visto, pienso que merece todo lo que la vida le puede ofrecer, es bonita, es fabulosa, es inteligente; haría lo que fuera por ella, porque es mi amiga...
-Joder Siegfried, es solo una chica.
Su fachada de in expresividad se tornó agresiva, su mirada se endureció y por un momento pensé que iba a matarme ahí mismo.
-”Sólo una chica...” merece mejor que tú- murmuró.- Buen día John.
-No joder, no te puedes ir ahora, pensará que te corrí.
Pero el cabrón siguió caminando.
-John- Evangeline se acercó a mi.-¿Pero qué le has dicho?






Hello hello queridas seguidoras, o bueno, la poca gente que lee esto, he decidido regresar por razones que me guardaré, el punto es que estoy aquí, intentando escribir esto, estoy decidida a terminarlo, juro que no me daré por vencida, gracias a aquellas que me dieron ánimos (María my friend te estoy viendo a ti) y en estas "vacaciones" que me tomé se me ocurrió otra historia (si les interesa comenten y así podré subir el primer capitulo) espero y sea de su agrado al igual que este capitulo, como siempre, gracias por leer.